Entre muchas otras ocupaciones, las «chicas rizoma», a veces nos vestimos de artistas y mostramos nuestros proyectos expositivos más personales. Rita, en octubre, inauguró «Joguines? (¿Juguetes?)», al mes siguiente, noviembre, me correspondió inaugurar la mía «Matar un comissari (Matar a un comisario)».

Todo tiene un principio, un momento preciso.

El momento preciso del nacimiento de la exposición «Matar a un comisario» se sitúa en el 3er Esquerra de CoEspai, justo en ese instante que nos planteamos cómo iba a ser el ciclo expositivo de 2017. Durante tres años habíamos encargado el comisariado de exposiciones, a diferentes personas. No nos habíamos detenido a pensar enla necesidad de contar con esta figura, ni sobre el porqué un espacio pequeño y singular se estructuraba como una institución más. Decidimos -entre todo el equipo que coordina y da vida al 3er Esquerra – prescindir del encargo comisarial y elaborar un ciclo donde se invitaba a exponer a diferentes personas, sin hilo conductor ni idea sobre la que teorizar. El ciclo expositivo recibió el nombre de «Amb intenció (Con Intención)» y reservamos para el final de ciclo la exposición que explicaria esta intención.

De nombres y términos

Paso de coordinadora a artista, vuelvo en realidad, a ejercer de artista. Han pasado dieciséis años y el tiempo -como sabéis- no transcurre en vano. En ese intermedio abandoné la práctica artística para formarme en la teórica, de pintar a escribir, de actuar a investigar, fluctuando por diferentes hilos que siempre llevan a un mismo lugar. Soy curiosa.

El punto de partida de cómo «Matar a un comisario» es teórico. Se trata de una figura que se ha ido instaurando en las últimas décadas, nos recuerda al poder, a alguien que, esgrimiendo la estrella puede hacer cumplir la ley y el orden preestablecido. Ese fue el principal leitmotiv para la creación de la imagen que ha acompañado la exposición: la placa del sheriff del oeste tejano.

¿De dónde proviene el término? Pues lo heredamos de la palabra francesa «commissaire». En lengua inglesa se denomina «curator», utilizado también aunque en menor medida. En la RAE (Real Academia española) es definido como:

comisario, ria
Del b. lat. commissarius, y este der. del lat. commissus, part. pas. de committĕre ‘cometer’.
1. m. y f. Persona que tiene poder y facultad de otra para ejecutar alguna orden o entender en algún negocio.
2. m. y f. comisario de policía.
3. m. y f. Miembro de la comisión de la Unión Europea.
4. m. y f. Persona encargada de comisariar una exposición.
5. f. coloq. p. us. Mujer del comisario.

Si buscamos comisariar nos explica el diccionario: Organizar una exposición o muestra artística o cultural.

En el diccionario del DIEC (Institut d’Estudis Catalans) no se contempla el término en relación a las exposiciones, pero en optimot podemos leer:

Persona que concep exposicions, desenvolupa la tesi a partir de la qual s’organitzen i selecciona les peces que les han d’integrar. Persona que concibe exposiciones, desarrolla la tesis a partir de la cual se organiza y selecciona las piezas que la han de integrar.

Libros, artículos e intermezzos

Tengo la suerte que mi amiga Ariadna había estudiado la parte teórica del comisariado para su tesina. Tiene «El libro», el más adecuado para empezar «L’ invention du curateur. Mutations dans l’art contemporain» de Jérôme Glicenstein. Quedamos, un café, hablamos del tema, discutimos de apropiacionismo, unas cuantas recomendaciones más y me voy con un par de libros bajoel brazo..

Confieso que les eché un vistazo y los dejé situados en la estantería de casa, durante varios meses. En el primer vistazo me interesó una de las primeras exposiciones comisariadas -entre comillas-, sin saberse comisario. Aquello de los precedentes. En el año 1955, el fotógrafo Edward Steichen organizó una exposición en el MOMA bajo el lema «The Family of Man». Lo que realmente me llamó la atención fue el catálogo editado en cuyo título se puede leer: Created by:Edward Steichen. Esa idea de sentirse creador me pareció, cuanto menos, magnífica. Los libros siguieron en la estantería, vigilantes de mis desvelos. El created by se unió al caos de ideas que se iban entrelazando.

Era primavera, creo, cuando se cruzó una idea entre los libros y yo. ¿Y si pinto? ¿Mataré al comisario?. Personalmente nunca he comisariado nada, aunque he realizado un par de cursos para formarme. De hecho del primer curso salí convencida que jamás ejercería y así se lo di a conocer al profesor. Quizás, pintando, podría «Matar al comisario» que podría haber existido en mí, como por si acaso. Volver a pintar. Es una buena excusa, volver a la madera sin tratar, al óleo blanco que quedó pendiente hace algunos años… bueno, unos dieciséis. Sí, volver a pintar. El formato expositivo será entre teórico y práctico.

Acción

Durante el verano imaginé… cómo volvía a montar el taller, compraba los óleos, los pinceles, la madera e iba ocupando el espacio. Sería en la habitación rosa, la del fondo con ventanas al jardín. Llegó septiembre, entre libros y óleos, entre óleos y libros. Bocetos, anotaciones, pintar, leer, dibujar, pintar, seguir hilos en el buscador, leer, escribir. Harald Szeemann, 1972 – primer hacedor de exposiciones-; Lucy Lippard – arte conceptual – ; Oriol Fontdevila – artículo muy interesante sobre Harald- ; Michel Foucault – ¿Qué es un autor? – en relación con Roland Barthes y la muerte de la autoría. Selección de palabras. Deja de leer. Pinto la placa, sí la del comisario. Pasó octubre y en un ir y venir continuo, entre imágenes y letras, entre el caos, ese magma espeso que lo contiene todo, poco a poco se fue organizando, delineando en un vector que me conduce.

Formalizar la exposición, darle un sentido en el espacio siempre se convierte en el reto final. Me sitúo en la sala blanca con las pinturas, los bocetos, las fotocopias. Sé que en la primera línea -en la entrada, es lo primero que deseo que veáis – se sitúa una pequeña pintura, blanca, muy, muy simple. Es la primera imagen que «vi» al volver a pintar. El resto encontrará su lugar. Con Núria -que hizo grandes aportaciones en el montaje- situamos todo en su espacio: Pinturas, fotocopias, bocetos y títulos.

Todo tiene un sitio preciso en la exposición, aunque después espectadores y espectadoras veáis más allá de la idea, la hagáis vuestra, inventéis, veáis todo aquello que la autoría -la hacedora- ni se había planteado. Ahora es vuestra, sólo vuestra porque habéis «Matado a un comisario» -podría haber sido comisaria-, a una pintora, a una autora.